Trataba de explicarme el porqué me encontraba tan cansada y a la vez inquieta, queriendo hacer "todo" a la vez y a su vez sin hacer "nada", cuando he recibido este texto que comparto con vosotros "Relación entre mobbing y estrés".
Ante la interrogante ¿de qué formas puede asociarse el estrés al Mobbing?, lo que ya se ha demostrado empíricamente - sin lugar a dudas - es que el acoso psicológico y moral genera un nivel de estrés tan grave, que se necesita psicoterapia para que la persona recupere su equilibrio homeostático. Entonces, la pregunta siguiente apuntaría a si se puede producir también la relación inversa, vale decir, si el estrés laboral puede llevar a que se generen conscientemente conductas de hostigamiento.
Una aclaración de los términos en cuestión puede acercarnos a un conato de respuesta, sin pretender efectuar - ni remotamente - una definición acabada de ellos. El estrés es un concepto tan complejo que aún no existe consenso respecto a su significado. Se lo suele usar de manera muy laxa e indiscriminadamente, atribuyéndosele (como causa o como efecto) un sinnúmero de problemas y trastornos. En el DSM-IV no aparece como una entidad separada de lo que se denominan trastornos por estrés traumático y postraumático. En lo que sí existe acuerdo es en que el estrés implica un estado fisiológico de activación o de tensión bastante generalizado ocurrido en asociación o como respuesta ante ciertas situaciones o demandas ambientales (Carrobles).
En otras palabras, se trataría de un proceso de adaptación o transacción donde los recursos organísmicos de la persona se enfrentan a las exigencias del medio ambiente. Cuándo el estrés - que es un fenómeno natural y consustancial a la vida - sube de los niveles considerados normales provocando serios cambios bio-psicológicos, se utiliza más bien el vocablo distrés o estrés alterado, anómalo.
Respecto al Mobbing, dentro de los distintos tipos existentes, el que me interesa destacar, debido a sus implicancias psicológicas para ambas partes, es el Acoso Empresarial o Funcionario. A modo operacional me atrevería a definirlo como un hostigamiento, concertado entre más de dos individuos, aplicado en forma premeditada y fríamente, hasta conseguir que el afectado renuncie para no pagarle su indemnización, todo con el fin último de abaratarle costos a los empleadores. En este sentido, sería una trasgresión a los límites de autoridad y al sano ejercicio del poder.
En este punto sería conveniente diferenciar al Mobbing de otras actitudes hostiles dentro de los ambientes laborales, para lo cual podría ser de utilidad delimitar los objetivos conscientes del o los acosadores, ya sea que éstos estén relacionados con una política empresarial - tácita o explícita - o ya sea con algún objetivo grupal de deshacerse de alguien que estorba o bien con algún objetivo individual motivado por otros fines. Entendido de esta forma, la incidencia actual del Mobbing podría ser considerado como un fenómeno relativamente nuevo más propio del capitalismo neo-liberal.
Por otro lado, se sabe que actualmente campea el estrés laboral, originado por una gran variedad de causas. También se sabe que tanto la frustración como el estrés elevan los niveles de hostilidad. En consecuencia, parece muy factible que algunos síntomas típicos del estrés presentes en trabajadores de los distintos estamentos - tales como la irritabilidad, la impaciencia y la intolerancia - puedan generar conductas de rechazo, discriminación, tratos humillantes, violencia reactiva, explosiones circunstanciales y otras más sutiles, todas las cuales se pueden confundir con el fenómeno del Mobbing.
Sin embargo, dichas situaciones caracterizadas por un alto nivel tensional, son estados emocionales relativamente transitorios que pueden originar conductas impulsivas de índole agresiva, lo que sería muy diferente a una fría planificación de tácticas de Mobbing de largo aliento con el fin de lograr la renuncia de alguien.
Ante la interrogante ¿de qué formas puede asociarse el estrés al Mobbing?, lo que ya se ha demostrado empíricamente - sin lugar a dudas - es que el acoso psicológico y moral genera un nivel de estrés tan grave, que se necesita psicoterapia para que la persona recupere su equilibrio homeostático. Entonces, la pregunta siguiente apuntaría a si se puede producir también la relación inversa, vale decir, si el estrés laboral puede llevar a que se generen conscientemente conductas de hostigamiento.
Una aclaración de los términos en cuestión puede acercarnos a un conato de respuesta, sin pretender efectuar - ni remotamente - una definición acabada de ellos. El estrés es un concepto tan complejo que aún no existe consenso respecto a su significado. Se lo suele usar de manera muy laxa e indiscriminadamente, atribuyéndosele (como causa o como efecto) un sinnúmero de problemas y trastornos. En el DSM-IV no aparece como una entidad separada de lo que se denominan trastornos por estrés traumático y postraumático. En lo que sí existe acuerdo es en que el estrés implica un estado fisiológico de activación o de tensión bastante generalizado ocurrido en asociación o como respuesta ante ciertas situaciones o demandas ambientales (Carrobles).
En otras palabras, se trataría de un proceso de adaptación o transacción donde los recursos organísmicos de la persona se enfrentan a las exigencias del medio ambiente. Cuándo el estrés - que es un fenómeno natural y consustancial a la vida - sube de los niveles considerados normales provocando serios cambios bio-psicológicos, se utiliza más bien el vocablo distrés o estrés alterado, anómalo.
Respecto al Mobbing, dentro de los distintos tipos existentes, el que me interesa destacar, debido a sus implicancias psicológicas para ambas partes, es el Acoso Empresarial o Funcionario. A modo operacional me atrevería a definirlo como un hostigamiento, concertado entre más de dos individuos, aplicado en forma premeditada y fríamente, hasta conseguir que el afectado renuncie para no pagarle su indemnización, todo con el fin último de abaratarle costos a los empleadores. En este sentido, sería una trasgresión a los límites de autoridad y al sano ejercicio del poder.
En este punto sería conveniente diferenciar al Mobbing de otras actitudes hostiles dentro de los ambientes laborales, para lo cual podría ser de utilidad delimitar los objetivos conscientes del o los acosadores, ya sea que éstos estén relacionados con una política empresarial - tácita o explícita - o ya sea con algún objetivo grupal de deshacerse de alguien que estorba o bien con algún objetivo individual motivado por otros fines. Entendido de esta forma, la incidencia actual del Mobbing podría ser considerado como un fenómeno relativamente nuevo más propio del capitalismo neo-liberal.
Por otro lado, se sabe que actualmente campea el estrés laboral, originado por una gran variedad de causas. También se sabe que tanto la frustración como el estrés elevan los niveles de hostilidad. En consecuencia, parece muy factible que algunos síntomas típicos del estrés presentes en trabajadores de los distintos estamentos - tales como la irritabilidad, la impaciencia y la intolerancia - puedan generar conductas de rechazo, discriminación, tratos humillantes, violencia reactiva, explosiones circunstanciales y otras más sutiles, todas las cuales se pueden confundir con el fenómeno del Mobbing.
Sin embargo, dichas situaciones caracterizadas por un alto nivel tensional, son estados emocionales relativamente transitorios que pueden originar conductas impulsivas de índole agresiva, lo que sería muy diferente a una fría planificación de tácticas de Mobbing de largo aliento con el fin de lograr la renuncia de alguien.
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