lunes, junio 08, 2009

Acoso Mora o Mobbing (Rosario Carrillo Díaz)


Cuántos trabajadores han padecido en alguna ocasión o están padeciendo "acoso laboral" o mobbing en sus puestos de trabajo? La respuesta no sería fiable porque las estadísticas, en esta ocasión, no se ajustarían a la verdadera realidad que se esconde en el mercado de trabajo ante el mobbing, ya que existe un "miedo" evidente a denunciar este tipo de situaciones, en muchas ocasiones por falta de pruebas materiales para defender el caso en los Juzgados de lo Social. Sin embargo, nos extrañaría saber, o quizás no tanto, que son numerosos los trabajadores que acuden cada día con apatía, miedo, estados de ansiedad, cuadros de depresión, mala cara, desgana y que suelen terminar con una baja médica, al saber que cuando llegan a su puesto de trabajo, día tras día, su jefe o alguno de sus compañeros, le están haciendo la vida imposible en el trabajo, y vulnerando sus derechos constitucionales.
Es lamentable y penoso que en los tiempos que corren, en el siglo XXI, estén sucediendo estas situaciones de acoso moral en los trabajos. Nadie puede herir la dignidad de otra persona, ni "jugar" con el trabajo que le da de comer a su casa y mucho menos dañar la salud física y psíquica de una persona. Mi pregunta es la siguiente: ¿Las personas que hacen mobbing a otras, son conscientes, o algunos no lo son, del daño moral y físico que hacen con sus actos contra la integridad de otra persona? Las situaciones de trato hostil pueden ser muy diversas: Atentado contra la reputación o dignidad de la persona (burlas, calumnias, acoso sexual, etc.), contra la posibilidad o necesidad de comunicarse (no dar crédito a sus opiniones, no escucharle... etc.), contra su capacidad profesional, sus cualidades físicas o morales, su estilo de vida privada,... etc.
El mobbing se da sobre una persona concreta y durante un tiempo y frecuencia amplios (al menos una vez a la semana, y durante seis meses como mínimo). Pueden llegar y se llega a generar daños en la salud a partir del progresivo desarrollo de síntomas que tienen en común la presencia de una gran ansiedad.
Lo que se pretende en último término con este hostigamiento, intimidación o perturbación es conllevar el abandono del trabajo por parte de la víctima o víctimas.
Quizás este artículo se convierta más que en una opinión, en un medio para "atacar" esta clase de trato degradante al trabajador que no podemos permitir y que sin lugar a dudas nosotros, los Graduados Sociales, como profesionales de lo laboral y social, debemos de perder el miedo a interponer una demanda, cuando nos encontremos con clientes que vengan a nuestros despachos con casos de mobbing en el trabajo. Sé que quien lo sufre tiene "miedo" a demandar, pero no deben tenerlo y además deben perderlo, no deben presentar su baja voluntaria por no aguantar más la situación., su caso debe llevarlo un profesional para que valore las pruebas documentales, los testigos con los que cuenta, etc, y así poder "ganar" el pleito.
Seguramente, éste no es el tema principal que nos preocupa a todos en la actualidad, estamos ocupando mucho en defender los demandas por despidos improcedentes, por reclamaciones de cantidad, etc, y que no nos falten casos para llevar. Sin embargo, nosotros como profesionales debemos darle la misma importancia, o más, a estos casos que se nos puedan presentar en nuestros despachos para que entre todos podamos defender y conseguir paliar que exista el injusto acoso laboral. Nuestro papel en estos casos no sólo es el de un profesional, sino también debemos actuar como "psicólogos", en la medida en que estos trabajadores van a confiar en nosotros para que su problema laboral se solucione lo antes posible y poner fin a su "pesadilla".
Soy consciente de que antes de embarcarse a llevar un caso de esta índole, tenemos que tener medios de prueba contundentes y demostrables, así como testigos que pudieran intervenir a favor del demandante, pero también creo en la importancia de defender la verdad del caso, con una buena demanda y pruebas materiales, quizás fallen los testigos, pero con la información que te aporta el trabajador acosado, hechos puntuales, salidas de tonos, la periodicidad de su acoso laboral en el tiempo, interrogatorio de partes, informes médicos que afirmen el estado actual de salud y las causas que han derivado dicha enfermedad laboral, con todo esto estoy segura de que se pueden defender perfectamente este tipo de casos.
Todos debemos de perder el miedo a llevar estos casos a los Juzgados, seguramente son más costosos para nosotros, los Graduados Sociales, en lo laborioso que puede llegar a ser la demanda. Sin embargo, si es por una causa justa o por la Justicia Social, debemos de hacerlo con los "ojos cerrados".
Con este artículo, tan sólo quiero que reflexionemos un poco sobre los servicios profesionales que prestamos y que no sólo deben de estar a la orden de los frecuentes despidos que llevamos a los Juzgados u otros casos comunes, también el "acoso laboral o mobbing" nos concierne a todos para con el poder defender un buen caso y poder llevar a cabo nuestros servicios para así paliar este tipo de situaciones que son tan frecuentes en el mundo laboral, porque creo que entre todos podemos construir un mercado laboral más sano y limpio ante esta mediocridad de personas -jefes y compañeros- que acosan a los trabajadores por el mero hecho de conseguir cansarlos para que presenten su baja voluntaria.


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domingo, junio 07, 2009

El mobbing causa estrés


Trataba de explicarme el porqué me encontraba tan cansada y a la vez inquieta, queriendo hacer "todo" a la vez y a su vez sin hacer "nada", cuando he recibido este texto que comparto con vosotros "Relación entre mobbing y estrés".
Ante la interrogante ¿de qué formas puede asociarse el estrés al Mobbing?, lo que ya se ha demostrado empíricamente - sin lugar a dudas - es que el acoso psicológico y moral genera un nivel de estrés tan grave, que se necesita psicoterapia para que la persona recupere su equilibrio homeostático. Entonces, la pregunta siguiente apuntaría a si se puede producir también la relación inversa, vale decir, si el estrés laboral puede llevar a que se generen conscientemente conductas de hostigamiento.
Una aclaración de los términos en cuestión puede acercarnos a un conato de respuesta, sin pretender efectuar - ni remotamente - una definición acabada de ellos. El estrés es un concepto tan complejo que aún no existe consenso respecto a su significado. Se lo suele usar de manera muy laxa e indiscriminadamente, atribuyéndosele (como causa o como efecto) un sinnúmero de problemas y trastornos. En el DSM-IV no aparece como una entidad separada de lo que se denominan trastornos por estrés traumático y postraumático. En lo que sí existe acuerdo es en que el estrés implica un estado fisiológico de activación o de tensión bastante generalizado ocurrido en asociación o como respuesta ante ciertas situaciones o demandas ambientales (Carrobles).
En otras palabras, se trataría de un proceso de adaptación o transacción donde los recursos organísmicos de la persona se enfrentan a las exigencias del medio ambiente. Cuándo el estrés - que es un fenómeno natural y consustancial a la vida - sube de los niveles considerados normales provocando serios cambios bio-psicológicos, se utiliza más bien el vocablo distrés o estrés alterado, anómalo.
Respecto al Mobbing, dentro de los distintos tipos existentes, el que me interesa destacar, debido a sus implicancias psicológicas para ambas partes, es el Acoso Empresarial o Funcionario. A modo operacional me atrevería a definirlo como un hostigamiento, concertado entre más de dos individuos, aplicado en forma premeditada y fríamente, hasta conseguir que el afectado renuncie para no pagarle su indemnización, todo con el fin último de abaratarle costos a los empleadores. En este sentido, sería una trasgresión a los límites de autoridad y al sano ejercicio del poder.
En este punto sería conveniente diferenciar al Mobbing de otras actitudes hostiles dentro de los ambientes laborales, para lo cual podría ser de utilidad delimitar los objetivos conscientes del o los acosadores, ya sea que éstos estén relacionados con una política empresarial - tácita o explícita - o ya sea con algún objetivo grupal de deshacerse de alguien que estorba o bien con algún objetivo individual motivado por otros fines. Entendido de esta forma, la incidencia actual del Mobbing podría ser considerado como un fenómeno relativamente nuevo más propio del capitalismo neo-liberal.
Por otro lado, se sabe que actualmente campea el estrés laboral, originado por una gran variedad de causas. También se sabe que tanto la frustración como el estrés elevan los niveles de hostilidad. En consecuencia, parece muy factible que algunos síntomas típicos del estrés presentes en trabajadores de los distintos estamentos - tales como la irritabilidad, la impaciencia y la intolerancia - puedan generar conductas de rechazo, discriminación, tratos humillantes, violencia reactiva, explosiones circunstanciales y otras más sutiles, todas las cuales se pueden confundir con el fenómeno del Mobbing.
Sin embargo, dichas situaciones caracterizadas por un alto nivel tensional, son estados emocionales relativamente transitorios que pueden originar conductas impulsivas de índole agresiva, lo que sería muy diferente a una fría planificación de tácticas de Mobbing de largo aliento con el fin de lograr la renuncia de alguien.

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